El agua potable o agua apta para el consumo de los humanos es agua que sirve para beber, preparar alimentos, higiene y fines domésticos.
Antes de que las ciudades comenzaran a tratar el agua potable con desinfectantes a base de cloro, miles de personas morían cada año por enfermedades transmitidas a través del agua, tales como el cólera, la fiebre tifoidea, la disentería y la hepatitis A.
Los desinfectantes de piscinas y spa a base de cloro ayudan a mantener las aguas seguras mediante la destrucción de patógenos en el agua que pueden causar enfermedades, como la diarrea, erupciones en los oídos o en la piel del nadador, e incluso pie de atleta.
Nuestros cloradores, equipos de dosificación y bombas dosificadoras para potabilización de aguas y cloración de agua potable, nos permiten una monitorización constante de los valores de concentración de cloro, ácido y temperatura adecuados:
Cuando se utilizan correctamente, los desinfectantes a base de cloro ayudan a proteger a los nadadores de las bacterias y otros gérmenes que pueden causar problemas, como oído de nadador o diarrea. El cloro y el pH son la primera línea de defensa contra los gérmenes que pueden enfermar a los nadadores.
Los consejos de seguridad básicos para las personas que utilizan productos químicos para piscinas incluyen: usar el equipo protector; guardar los productos químicos en zonas ventiladas; no almacenar líquidos (que pueden tener fugas) directamente sobre los productos químicos secos; y no mezclar accidentalmente los productos químicos entre sí o con agua.
Los cloradores son un medio sencillo y eficaz para desinfectar el agua y hacerla potable. Estos dispositivos hacen pasar el agua por gas de cloro para matar la mayoría de los microorganismos contenidos en ella, por lo regular tiene un tiempo de actuación de unos 30 minutos antes de que el agua sea potable.
De igual manera, el efecto remanente del cloro continúa eliminando los microrganismos durante horas o días, en caso de que el agua sea almacenada.
El proceso de cloración en los sistemas de suministro de agua potable se automatiza con el uso de un clorador.
La tarea de los cloradores se lleva a cabo en un circuito de recirculación en los depósitos de agua a tratar, dosificando el gas de cloro sobre un caudal de al menos un 20 % del volumen de agua almacenada.
Para ello, el sistema de recirculación debe ser capaz de recircular el total del volumen de agua en lapsos medios de cinco horas.
Durante el proceso de recirculación, el clorador toma una pequeña parte del agua, la filtra y la hace pasar por una sonda de medida; esto se realiza en continuo, enviando la información de la calidad del agua a una bomba dosificadora que suministra el gas de cloro formulado especialmente para el agua de consumo humano.
El agua tratada es devuelta al caudal y la recirculación hace que se distribuya de forma homogénea por todo el depósito.
Los cloradores se encargan de administrar el nivel de cloro en el depósito según los valores parametrizados, y dependiendo del índice de renovación del agua, su temperatura y la medida de tuberías a recorrer.
Las instalaciones que utilizan cloradores que funcionan con gas de cloro son muy fiables, aunque para conservar su efectividad requieren de un mantenimiento continuo, un filtrado previo del agua y mantener un constante caudal.
” En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el acceso al agua potable y al saneamiento como un derecho humano e hizo un llamamiento a desplegar esfuerzos a escala internacional para ayudar a los países a proporcionar agua potable y saneamiento de forma segura, limpia, accesible y asequible.
La meta 6.2 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible exige un acceso equitativo a servicios de saneamiento adecuados para todos.
Como autoridad internacional en materia de salud pública, la OMS encabeza los esfuerzos mundiales por prevenir la transmisión de enfermedades y asesora a los gobiernos acerca de las reglamentaciones y los servicios relacionados con la salud.
En lo que respecta al saneamiento, la OMS vigila la carga mundial de morbilidad y el nivel de acceso a instalaciones de saneamiento, además de analizar los factores que facilitan u obstaculizan los progresos.”
La mayoría de los microorganismos patógenos contenidos en el agua son eliminados en las primeras etapas del tratamiento para la purificación del agua.
No obstante, la desinfección del agua es necesaria como uno de los pasos últimos para prevenir que el agua potable sea dañina para nuestra salud.
Microorganismos
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Los microorganismos se encuentran generalmente en la naturaleza. No los vemos, pero los microorganismos se encuentran presentes en el suelo, el aire, la comida y el agua.Mediante la comida y la bebida los humanos estamos expuestos a estos microorganismos que son expulsados o permanecen en nuestro cuerpo.
La mayoría de estos microorganismos no son dañinos, y por el contrario, participan en procesos vitales como son el metabolismo. Pero ciertos microorganismos son dañinos para la salud.
Microorganismos patógenos en el agua tienen unas características que los diferencias de los contaminantes químicos, por ejemplo, son organismos vivos que no se disuelven en el agua sino que coagulan o se añejan a substancias coloidales o sólidos en suspensión que están presentes en el agua.
Tipos de microorganismos patógenos
Los microorganismos patógenos en el agua se pueden dividir en tres categorías: bacteria, virus y protozoos parásitos.Las bacterias y virus se pueden encontrar tanto en las aguas subterráneas como en las aguas superficiales, mientras los protozoos son comunes de las aguas superficiales.”
Los jóvenes, personas mayores y enfermos son los menos resistentes a las enfermedades y por lo tanto son mas frágiles. Cuando una persona es infectada los patógenos se multiplican en el huésped, y esto supone un riesgo de infección o enfermedad. No todas las personas infectadas por patógenos enferman. Las personas que enferman pueden contagiar y extender la enfermedad mediante las secreciones.